La irrupción de la COVID-19 ha acelerado la implementación del teletrabajo y de otras formas de trabajo derivadas del trabajo en remoto, por lo que responder a las necesidades de estos trabajadores a través del vending es un acierto para muchas oficinas, empresas y coworkings.
Una de las máximas de cualquier espacio destinado para el trabajo (del tipo que sea) es hacer sentir cómodo a las personas trabajadoras para que esto repercuta en su bienestar y, por consiguiente, productividad.
Por este motivo, con la aceleración de la implementación de nuevos conceptos de trabajos en remoto a causa del coronavirus, son muchas las empresas, espacios de trabajo y coworkings que han decidido instalar una máquina expendedora o varias de estas a fin de facilitar a las personas la respuesta a sus necesidades.
Cafés, snacks, alimentos saludables como frutas y verduras o, incluso en ocasiones, periféricos y material de oficina, son algunos de los muchos artículos que las máquinas de vending pueden ofrecer a las personas.
En una sociedad en la que, cada vez más, estamos acostumbrados a una respuesta inmediata, hacer lo propio a través del vending es una oportunidad fácil y adecuada que no podemos dejar pasar.
Del mismo modo, además de la variedad de productos y el concepto de la inmediatez, otros son los factores a valorar de las máquinas expendedoras, como la posibilidad de pagos sin dinero físico o evitar el contacto directo con otras personas.
Pero otro factor que debemos tener en cuenta en la instalación de estas máquinas es que el vending está de moda.
Tanto es así que grandes marcas lo emplean como parte de su estrategia de marca y son muchas las que han establecido máquinas vending para acercar sus productos de una manera diferente pensando en el valor experiencial del propio cliente.
El vending es una apuesta efectiva, económica, rentable y contextual
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